Etapas de una campaña política # 3

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Quiero evocar al inmolado intelectual, político y estadista Álvaro Gómez Hurtado, quien en la afamada Revista Semana publicó como suya la siguiente frase: “Las encuestas son como las morcillas, muy sabrosas hasta que uno sabe cómo las hacen”.

Traigo a colación este pensamiento porque la siguiente etapa en una campaña política hace referencia a la determinación del posicionamiento del candidato y de su propuesta de gobierno en la población objeto de la campaña.

Digo del candidato y de la propuesta de gobierno porque puede suceder que éste sea muy atractivo como personaje pero realmente no proponga nada que resuelva las necesidades y deseos que fueron identificados como prioridad en la investigación efectuada al comienzo del proceso político.

Y hago mención a la propuesta de gobierno porque también es posible que el aspirante cuente con una propuesta exageradamente buena, aterrizada y atinada para resolver la problemática identificada, pero él carezca del atractivo necesario para cautivar a los electores; es decir, que la gente puede opinar que el candidato es interesante pero que no dice absolutamente nada de valor, o por el contrario considerar que la promesa es muy buena pero que a la persona le falta el toque, como dijera el periodista Edgar Artunduaga Sánchez, “no tiene sexapel político”.

La idea obviamente es lograr el equilibrio perfecto entre imagen y propuesta y para determinar esto es preciso medir el posicionamiento del aspirante y de su propuesta de gobierno.

Esta como todas las otras etapas es sumamente importante para poder aprovechar las fortalezas del candidato y potencializarlas, mejorando su imagen, generando una marcada atracción, pero además, es fundamental para que con base en las debilidades de las contrapartes, conseguir el favor del electorado.

Así mismo, conociendo la percepción de la gente en cuanto a la promesa de gobierno, pulir el discurso y acomodarlo a los intereses reales de todos, de tal suerte que se logre una verdadera superioridad que permita tener posible opción de triunfo en las contiendas electorales.

Con base en estos insumos, el paso siguiente es formular el plan estratégico que permita concretar la oferta política y de esta manera aterrizar el presupuesto de financiación de la campaña y los mecanismos para consecución de los recursos económicos. Fijar el diseño del plan de comunicaciones, que se parte en dos: Plan de creatividad, que define los contenidos y las formas de los mensajes según los diferentes medios de comunicación y el plan de medios que hace referencia a la manera como se detalla o se reparte el esfuerzo de comunicación en la amplia gama de posibilidades que ofrecen los canales existentes.

Todo esto identificado gracias a la medición del posicionamiento de estos dos importantes elementos a que hago referencia en esta columna, por ello es crucial que esta medida se haga con toda la rigurosidad posible, pues de la información que se obtenga depende el diseño y resultados el plan estratégico.

Aunque las encuestas son alimento vano para el ego de muchos candidatos, para otros es el insumo que les permite trazar el camino que los conduce al éxito político el día de las elecciones.

Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa

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