Los Derechos de las Mujeres

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En el recinto de la Comisión Quinta del Senado se adelantó el viernes pasado una Audiencia Pública por los Derechos de las Mujeres en Colombia, a la que asistieron representantes de distintas organizaciones que pintan la diversidad manifiesta en nuestra sociedad: mujeres indígenas, negras, de la comunidad LGTBI, sindicalistas, trabajadoras, artistas; en fin, una variedad que deja en evidencia su dinámica presencia en la sociedad y el vital papel que cumplen en la construcción de esta Nación; ellas en sus intervenciones detallaron las mil y una forma en que son víctimas de la discriminación solapada a las que las somete nuestra sociedad.

Queda claro que aunque se trata de un comportamiento que proviene del pasado, a pesar de los avances que la legislación a realizado, desde eliminar la restricción para disponer de sus propios bienes, pasando por el derecho a ocupar cargos públicos y el de poder participar con su sufragio en los procesos de elección democrática, aún persiste un sesgo en el comportamiento de los ciudadanos y de las instituciones que maltrata a los más vulnerables y en particular al sexo femenino.

Es evidente en el trabajo una remuneración más baja para oficios que en semejantes condiciones realizan los hombres, también se les restringe la posibilidad de atender labores asignadas exclusivamente al sexo masculino, a pesar de que cada día es más claro que ellas pueden atender esas tareas con igualdad de competencias; los avances tecnológicos contribuyen a reducir las disparidades que pudieran presentarse por diferencias en la fisiología de unas y otros.

Las conclusiones de la Audiencia permiten establecer, que el deterioro de sus derechos se ha acentuado como consecuencia de las políticas neoliberales que han empobrecido al país y han arrasado con el aparato productivo agrario e industrial y de esta forma se impide atacar la primera condición objetiva del problema: la falta de empleo decente y bien remunerado, que las obliga al rebusque y a confinarse en las faenas domésticas, la llamada economía del cuidado sin reconocimiento alguno.

Así es fácil deducir que la solución del problema además de cultural y legal, requiere de una pugna por derrotar todas las discriminaciones, las que tienen como base material el modelo impuesto que atesora los ingresos en el bolsillo de unos pocos, pero más grave aún, es una política que no está generando riqueza en las proporciones que puede y requiere la sociedad, porque centra su razón de ser en la especulación y no en el trabajo.

Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com

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